Birgu es una pequeña localidad de Malta con una población de casi 3.000 habitantes y una superficie de 5 km². El núcleo histórico consiste en una ciudad marítima amurallada y consagrada por el tiempo situada en un promontorio bajo frente a la ciudad capital de La Valeta. A lo largo de los siglos, fenicios, romanos, bizantinos, árabes, normandos, caballeros de San Juan y británicos contribuyeron a su desarrollo.
Después de ser expulsada de Rodas por el Imperio Otomano, la Orden de San Juan recibió Malta como su nuevo hogar. Echaron raíces aquí en 1530 y convirtieron a Birgu en su convento, ya que Mdina, la entonces capital del interior, no era adecuada para sus necesidades navales.
El período entre 1530 y 1565 resultó ser particularmente trascendental. La ciudad estaba rodeada por un recinto robusto, mientras que el Castillo de San Angelo contiguo fue ampliamente fortificado. Asimismo, se reurbanizaron amplias partes de su tejido urbano.
El Gran Asedio de 1565 truncó esta floreciente prosperidad cuando la ciudad soportó la peor parte de tres interminables meses de ataques. Los caballeros y el pueblo se defendieron valientemente dando a la villa el título de Città Vittoriosa, la Ciudad Victoriosa, aunque sufriendo daños de proporciones trágicas.
Tras el asedio, la Orden tomó la decisión señera de fundar una nueva ciudad en la península de Sceberras, por lo que el Convento de la Orden fue trasladado allí unos años más tarde. Sin embargo, Birgu siguió siendo un hervidero de actividad. También se convirtió en el hogar del Delegado Apostólico e Inquisidor, quien estableció su oficina en el antiguo recinto de Castellania.
Los siglos XVII y XVIII vieron una gran actividad de construcción con muchas de las iglesias y palacios cambiando su antiguo atuendo por nuevas fachadas barrocas. Mientras tanto, las fortificaciones se modernizaron bajo la dirección de algunos de los ingenieros militares más destacados de Europa.